lunes, 6 de noviembre de 2023

SAN PEDRITO QUE SUDA

Hola amigas, amigos. Esta es una leyenda de Tuxtla Chico. El pueblo en donde se acuesta uno y amanece-n dos. La registramos el diez de abril de 2009 y fue narrada por don Armando Parra Lau, mi suegro, el cronista de esa pequeña ciudad maravillosa, en la frontera sur de México. Intento con puntos suspensivos, marcar sus dudas y rectificaciones. Entre corchetes pongo cuñas y conectores adicionales; para mejorar la lectura del texto y dejar intactas sus palabras. Es de notar que el lenguaje no es típicamente campesino o rural. Estamos ante un informante cuyo lenguaje y bagaje cultural ha sido substancialmente influido por la escuela. Vamos pues y adelante. 


No sé… la leyenda de San Pedrito que suda no sé en qué época fue. Tuvo que haber sido un tiempo como en octubre, tal vez… agosto, época de lluvias. Es una leyenda, porque yo no la creo, ni como leyenda inclusive, porque la imagen existe. Se dice que en algunas… aquí antes llovía mucho. Ahora solo llueve el cincuenta por ciento [que antes]. Tanto que yo de niño veía llover… yo veía llover aquí… ocho, diez días… sin parar.

Pero no había televisión que anduviera haciendo el escándalo… que ya se cayó este puente, que ya se inundó el Cahuacán, nada. Vivíamos aislados… sabíamos únicamente que ya no había azúcar, que ya no había nada [y todo] porque el tren ya no llegaba… Y es que el tren era el único medio de transporte por el que se surtía al Soconusco. Te digo… la gente de antes, mi abuela entre ellas, apenas llegaba el mes de junio o julio… o hacía ella misma sus velas, o compraba sus velas.

Hacía leña, se surtía de leña, de ocote, de petróleo, de frijol y de azúcar, y le valía madres que lloviera cinco, seis días. Bueno… era muy frecuente esa lluvia… Entonces dicen que [durante] una de esas lluvias ya no… que la gente ya no veía el sol y [que] era de llover, llover… de llover y llover.

Ese San Pedrito, propiedad de la abuela, bueno… sería de la tatarabuela de Pancho [Francisco Sánchez Hernández]… la tenían ahí donde está actualmente la casa, [aunque en ese tiempo] era una casita de palma, adentro del patio. Un patiote que comunicaba hasta la otra calle. Adentro había un montón de casas; era una vecindad.

Allá adentro tenían a San Pedrito, en una chocita especial: su capillita, de hoja de manaca o palma, de varitas, con una puertecita de tabla, o de tablones, de jalar… Era una imagen pequeñita y… le iban a pedir pues… a San Pedro, que aplacara la lluvia y todo… Pero un día desaparece la lluvia ¿no? Deja de llover, la gente pues… va a ver a San Pedro. Los familiares van a ver la capillita, por si no se inundó, por si no le pasó algo al santo, y se encuentran con que no pueden abrir la puerta; que algo estorba. Entonces, la fuerzan, la tiran para abrirla y… se encuentran [con] que el San Pedrito está ahí, atrancando la puerta, pero mojado. Luego se hizo el escándalo… todos ven, o todos creen que San Pedrito baja del altar y de ahí el nombre de San Pedrito que suda.

Lo que dicen, más o menos, es que salió de la champa, calmó la lluvia, se mojó, y que tuvo tanto trabajo al calmar la lluvia, que suda y suda de tanto trabajo. Esa es la leyenda. Tal vez porque desde el principio fue una imagen venerada y quisieron tenerla… con una adoración especial. Tenerlo a él solito, limpiarle su capillita, adornársela. O porque desde el principio no se tomó [sólo] como el patrón de una familia, sino como el santito de las familias del rededor. Es que [llegó a ser] una familia tan grande, que [la imagen] fue pasando de generación en generación. Por decir… ahorita ya es de Pancho, ya lo heredó. Inclusive Doralice, su mujer, ya interviene en la festividad, en hacerle… porque se le hace una gran fiestadera, el veintinueve de junio.

Algo sobre su historia

 El veintinueve de junio se celebra a San Pedro Apóstol. Se celebra desde que lo trajeron, aunque… la iglesia no lo celebra [en grande, pues] antes no había una imagen ahí. Surge la celebración del San Pedro Apóstol a partir de que esta familia se hace de ese santo. Dijéramos… se hace una fiesta de tipo familiar, de tipo barrio; lo mas que hacen es que tienen una persona, una madrina dijeran ellos, que cada año lo llevan a la iglesia, a oír misa, y ya lo regresan nuevamente a la capilla. La madrina lo lleva en esta fecha, el veintinueve de junio; lo llevan y lo regresan.

La familia que tiene a San Pedro se apellida Hernández, nada más que doña Margarita, mi comadre, ya se casa con don Pancho Sánchez, Francisco Sánchez Hernández, aunque… quien viene cargando la imagen [por herencia] es mi comadre. Así que la imagen viene del apellido Hernández, no del apellido Sánchez y… no se sabe en qué época fue traída la imagen. Mi comadre dice que su abuela ya lo tenía. Que seguramente sus antecesores lo trajeron de Guatemala.

Lo que ha hecho la familia, es que le hacen su altar. No le hacen novenario. Nada mas ese día lo llevan a misa, le hacen… hay comida a mediodía. Ahí le hacen mole. A veces doña Margarita se la pasa ahorrando, se compra un su cochito, y lo va cuidando para que ese día lo maten; lo hagan mole. Y por ahí… surgen los vecinos y se cotizan, y llevan una marimba o llevan música, y [ponen] el baile. Se supone que ella, cuando tuvo posibilidades, la familia lo hacía, pero después ya han tenido épocas pues… malas. A veces de duelo. Y cuando están de duelo son las únicas fechas en las que no ha’bido… no se ha hecho baile.

Pero no dejan de hacer el rezo, al que va la familia, van los vecinos. Hay muchas bombas… porque toda la gente le lleva cuetes a San Pedro, todos le llevan su ofrenda… de cuetes o de bombas. Ahí va siendo una festividad del lugar, de la calle Aldama por… por la intersección [el proceso de hibridación cultural] que hemos tenido, adoptando ciertas costumbres.

Y sí. Yo creo [que hubo un tiempo] en que la fiesta era más popular, que se ha ido reduciendo a medida que la economía de la familia se va haciendo… yo nunca vi una fiesta de tres días. [Así que] familiar ha sido la fiesta, entre el núcleo familiar Hernández. Posteriormente se casa doña Margarita, ya grande, [y es ahí en donde] intervienen los Sánchez.

El altar de San Pedrito es el altar tradicional de Tuxtla Chico: de hoja de pacaya y corozo. Toda la gente llega con su veladora, se hinca, reza y pide. No hay un sacerdote, un rezador especial que esté ahí. Tú llegas con tu vela, te hincas… ¡Señor San Pedrito! hazme el favor… Gracias por lo que me diste. La gente lo está oyendo, o en silencio tú lo haces. O tú llegas, enciendes tu veladora y te pones a platicar en silencio con San Pedro.

Y ahora [ya en el tiempo de hoy], ya está Doralice. Ella inclusive le ha cambiado un poco la estructura del altar porque… le han pedido que acepten otro mantel, que se le haga esto o aquello, que acepten cooperaciones, en fin… nuevas flores, nuevos bordados…

 

 

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© Religiosidad ancestral, contemporánea. Tuxtla Chico, Chiapas.2012.

 

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