sábado, 2 de agosto de 2025

EL MIXIOTE Y SUS PLATILLOS

En verdad no conozco el restaurant El Mixiote sino desde hace poco, 1999 o 2000. Creo llegamos ahí una mañana de diciembre entre las once y doce, buscando algún buen consomé de borrego y las cervezas de la línea Superior. Los cuatro concordeños que nos acompañábamos, aún no dábamos fin a la parranda iniciada la noche del día anterior. Nunca antes había entrado a este beatífico lugar, aunque sabía de él cuando menos desde diez años atrás. Tiempo después conocí a su dueño, al buen Tony Zuarth Moreno de ascendencia frailescana; metido al igual que yo a la crítica en las redes sociales, el féisbuc y esas cosas de la cibernética.

Desde ahí ocasionalmente, una o dos veces al año visitamos el lugar en familia.

En casa nos gusta el puerco y las verduras, pero preferimos de vez en cuando ir al Mixiote. Para degustar la barbacoa, la birria, el consomé de cordero y los machitos, aunque en especial para atemperar el hambre con los mixiotes tradicionales del Altiplano. Platillos todos elaborados a base de borrego pelibuey y panza negra. Carne más magra y saludable que la del puerco.

Da gusto, la verdad, entrar a esta fonda aunque más bien restaurant formal, pues el servicio de sus camareros es acomedido. Junto con el primer pedido de bebidas, siempre disponen tostaditas y moronga o morcilla aderezada con yerbabuena, jitomate, cebolla y chile. Y después el servicio de alimentos es inmejorable. Su barra siempre está bien surtida: hay cervezas de la línea Cuauhtémoc Moctezuma, brandis, rones, vodkas y tequilas. Y creo también algo de whisky y mezcal, aunque en especial licores dulces. Entre ellos los preferidos por Blanqui, mi otra mitad: Bayleys, Kalhúa y Anís. Aunque en esta nuestra última visita quedaron en deuda con nosotros: no contaban con el dulce anís de rigor, el Anís del Mono, el de Cataluña, sino tan sólo Chinchón y del Mico.

El lugar está dividido en dos secciones: una calurosa, abierta al aire de la ciudad, al humo de los tabacos, al jardincillo y a las maceteras, y otra más bien protegida, provista de clima artificial, música de marimba y pantallas para los futboleros.

En su carta se lee: Restaurant El Mixiote. 25 Aniversario. ¡Puro sabor mexicano! Avenida del Rosario Núm. 6 bis, Colonia Santa Ana, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Reservaciones al 612 92 78. www.elmixiote.com, féisbuc elmixiote. El menú está fraccionado en cinco secciones. Hay entradas, “opciones” y sugerencias. Destaca una entre éstas últimas: “platón familiar del Mixiote”, para cinco personas, provisto de mixiote, barbacoa, machitos, flautas, carnero asado y guacamole. Todo por 505 pesos.

Entre sus especialidades hay consomé de barbacoa, consomé especial, birria, menudo o pancita en caldo, machitos, carnero asado, barbacoa adobada y ¡La cereza del pastel! Mixiotes elaborados al estilo de “Tetela de Ocampo, tierra del insigne juarista don Melchor Ocampo, pueblo enclavado en la Sierra de Puebla”, tal como dicen los dichos de Tony Zuarth. Pero lo que es más cierto y me consta, es que estos mixiotes se preparan a base de pulpa y costilla adobada de borrego. Son envueltos en la típica dermis transparente de las pencas del maguey, y son cocidos al vapor y al fuego lento de su cocina tradicional. Así que son guisados, más o menos al modo de Cuetzalan en la frontera de Puebla con Veracruz, en donde alguna vez nos convidaron, hace tiempo.

© El Mixiote, marca registrada. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (2015). 



Por 305 pesos le surten a una familia un kilo de barbacoa y dos consomés, por 240 medio kilo de barbacoa, una orden de flautas y dos consomés, y por 245 dos mixiotes, una orden de guacamole y dos consomés. Entre los postres es digno de mención el flan de café. Entre sus bebidas, las chiapanecas aguas naturales… de Jamaica, tascalate, limón, naranja, jocote y horchata. Y de sus cocteles ni se diga, más de veinte menjurges diferentes: michelada del Mixiote (¡Insuperable!), Blody Mary, Escorpión, Charro Negro, en fin, bebidas estrafalarias.

Quedamos ahítos tras terminar de comer. Varias entradas para ambos, birria y flautas para Blanqui, consomé y un soberbio mixiote para este escribidor. Naranjada para ella, y para mí dos tequilas y sus respectivas sangritas hechas en casa (aunque algo pasadas de picante) y… cuando estamos a punto de pedir el cafecito para Blanqui y el anís para mí… de la trastienda aparece Tony el amigo, con su sonrisa de siempre, sus pelos ensortijados y su jovialidad de siempre.

―¿Han sido atendidos cómo Dios manda, amigos? ¡Qué bueno que de repente nos visitan! El café y los anisitos corren a la cuenta de la casa.

Sabe perfectamente que vendríamos. Que desde hace tiempo quería preguntarle los orígenes del Mixiote y que desde hace un buen, tenía pendiente esta semblanza. Así que le hacemos un lugar en la mesa y conversamos. Cuenta que hoy es día de descanso para Mary, la güera, como llama a su compañera, desde que se casaron en 1979, y es verdad. Ambos han dado tumbos por la consolidación de esta empresa, desde sus primeros días.

―¡Uuuh! Desde los tiempos del primer tianguis que tuvo Tuxtla ―exclama Tony―. Detrás del [centro comercial] Blanco Sol, sobre la Quinta Norte. Donde se ponían los circos y hubo un campo de futbol. Eso fue en agosto de 1986.

Y claro que sí. Perfecto recordamos el rumbo. Cuenta que el negocio se llamó El Mixiote desde el principio. Que Mary tuvo que aprender las recetas de sus padres ―aunque ellos nunca fueron restauranteros―, y que se vendía tan pronto todo lo que llevaban, que el propio dueño del tianguis les rogaba extender el menú. Para que la clientela se mantuviera más tiempo. Luego, el siguiente año se trasladaron junto al tianguis, al baldío luego estacionamiento de frente al edificio del PRI. Y… finalmente se establecieron el 15 de marzo del 87 en donde ahora estamos.

Primero fue una palapa, después abarcaron la casa en donde vivían, luego modernizaron el anexo, y en fin que hoy es El Mixiote que recomendamos.

Si vienes del Libramiento Sur, del centro, del mercado de los Ancianos, o de la Avenida Central, en primer lugar ubícate sobre la Novena Sur. Luego avanza hacia el crucero de la dos mil (18ava. Calle Oriente), continúa exactamente seis cuadras hacia el oriente, tuerce a la derecha una cuadra, vuelve a torcer a la derecha una más, y justo en la esquina… ¡Lotería! He ahí nuestro Restaurant El Mixiote.



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